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Desconexión de la naturaleza: Ampliando nuestra comprensión de relaciones entre humanos y naturaleza




Autores: Thomas Beery, Anton Stahl Olafsson, Sandra Gentin, Megan Maurer, Sanna Stålhammar, Christian Albert, Claudia Bieling, Arjen Buijs, Nora Fagerholm, Maria Garcia-Martin, Tobias Plieninger, Christopher M. Raymond



British Ecology Society

People and Nature Journal

First published: 22 February 2023


Handling Editor Kathryn Williams

documento original en https://doi.org/10.1002/pan3.10451



Abstract

La relación humana con la naturaleza es un tema que ha sido explorado a lo largo de la historia humana. Más recientemente, la idea de la conexión con la naturaleza ha surgido como un importante campo de estudio transdisciplinario. A pesar de la atención académica creciente hacia la conexión con la naturaleza, la noción de desconexión de la naturaleza sigue siendo subteorizada y poco estudiada.


En este artículo, argumentamos a favor de una comprensión más integral de la desconexión de la naturaleza para fortalecer las teorías de las relaciones humanas con la naturaleza que van más allá de las relaciones individuales y consideran factores sociales y colectivos de desconexión, incluyendo dimensiones institucionales, socioculturales y de poder.


Basándonos en las percepciones de casos, presentamos la 'rueda de la desconexión' para ilustrar cómo las desconexiones de la naturaleza se manifiestan a través de procesos individuales o sociales de creación de significado, problematizando así la investigación existente que busca crear dualismos entre los impactos positivos y negativos de los humanos en el medio ambiente, aislando contextos culturales o políticos.


No buscamos descartar la investigación o los esfuerzos prácticos importantes para fomentar la conexión de un individuo con la naturaleza al elevar la desconexión. En cambio, esperamos que la creación de una mayor conciencia y comprensión de la desconexión pueda guiar oportunidades hacia adelante para fortalecer una conexión con la naturaleza a lo largo de un continuum desde lo individual hasta lo social.


INTRODUCCIÓN

El catastrófico cambio climático, la rápida pérdida de biodiversidad (la sexta extinción masiva), las pandemias (por ejemplo, COVID-19), el aumento acelerado en el consumo y uso de recursos naturales (por ejemplo, la minería de metales pesados), los conflictos humanos (por ejemplo, la crisis de refugiados y los conflictos impulsados por la explotación de recursos) y otros problemas socioecológicos demuestran que los humanos viven más allá de los límites planetarios (por ejemplo, IPCC, 2021; IPBES (Brondizio, Díaz, et al., 2019); McPhearson et al., 2021; Rockström et al., 2009). Vivir más allá de estos límites tiene impactos adversos en la buena calidad de vida (Díaz et al., 2019) y la salud de los ecosistemas (Persson et al., 2022). La reversión de estas tendencias negativas requiere transformaciones rápidas hacia la sostenibilidad (McPhearson et al., 2021). Además, estas tendencias reflejan una tensión crítica entre las acciones humanas y los arreglos institucionales que, por un lado, promueven la conexión con la naturaleza, mientras que, por otro lado, pueden ayudar a estructurar la desconexión. Por ejemplo, muchos educadores conocen la investigación y el plan de estudios para apoyar la conexión con la naturaleza. Sin embargo, los arreglos institucionales en las escuelas parecen reducir la oportunidad real de experimentar la naturaleza, como lo demuestran factores como el recreo acortado, las pautas de seguridad estrictas y los esfuerzos para mejorar el rendimiento escolar y los resultados de las pruebas (Romero y Woodward, 2015). Por lo tanto, es fundamental explorar las dimensiones de la conexión y la desconexión y considerar qué factores las reproducen. A su vez, este enfoque implica la necesidad de una comprensión multidimensional de la desconexión y su posición en la investigación sobre la conexión con la naturaleza. Una forma de estudiar este enfoque a las transformaciones hacia la sostenibilidad es utilizando el concepto de conexión con la naturaleza (C2N). De hecho, la conectividad con la naturaleza se ha presentado como un punto de apalancamiento para la sostenibilidad: fomentar las conexiones en lugares específicos en un sistema complejo puede tener influencias de gran alcance (Abson et al., 2017; Chan et al., 2020; Fischer y Riechers, 2019).


Se ha prestado mucha atención académica al desarrollo de una mejor comprensión de la Conexión con la Naturaleza (C2N); se han desarrollado varios conceptos para explorar las conexiones subjetivas o autoinformadas con la naturaleza y posibles resultados de comportamiento proambiental (Capaldi et al., 2014; Mayer & Frantz, 2004; Tam, 2013). Participar en el mundo interno de las emociones y las identidades se ha considerado una forma crítica de evaluar las posibilidades de transformaciones rápidas hacia la sostenibilidad (Ives et al., 2017). Sin embargo, en esta creciente investigación sobre la conectividad, el concepto de desconexión y el gradiente entre la conexión y la desconexión han sido ampliamente pasados por alto. Además, una amplia organización social también es en gran parte ignorada. Las múltiples formas en que las personas y los grupos experimentan la desconexión de la naturaleza, por ejemplo a través de la ansiedad, los diservicios ecosistémicos, el miedo a la naturaleza, los conflictos entre humanos y vida silvestre, el trastorno por déficit de naturaleza, el crimen, las experiencias de naturaleza virtual y el cambio radical del paisaje/solastalgia, están pobremente representados en la investigación sobre la conexión con la naturaleza, el apego al lugar y los valores relacionales (Beyer et al., 2014; Elliott et al., 2020; Escobedo et al., 2011; Galway et al., 2019; Ives et al., 2016; Lapointe, 2020; Soga & Gaston, 2022).


Esta falta de reconocimiento de la complejidad del gradiente entre la conexión y la desconexión hace que nuestra comprensión de la C2N sea incompleta. Por ejemplo, existe la posibilidad de que etiquetemos ciertos temores a la naturaleza como evidencia de desconexión cuando pueden reflejar un conocimiento íntimo de la misma o una respuesta innata o aprendida al riesgo, una posible conexión (Beery et al., 2015). De hecho, no somos conscientes de ninguna investigación que haya intentado sintetizar múltiples tipos de desconexión, cuándo y cómo se manifiesta la desconexión y la conexión en diferentes formas de naturaleza, las implicaciones de una mayor comprensión de la desconexión para las transformaciones hacia la sostenibilidad, ni las condiciones subyacentes de desconexión.


Se ha prestado mucha atención académica al desarrollo de una mejor comprensión de la C2N; se han desarrollado varios conceptos para explorar conexiones subjetivas o autoinformadas con la naturaleza y posibles resultados conductuales proambientales (Capaldi et al., 2014; Mayer & Frantz, 2004; Tam, 2013). El compromiso con el mundo interno de las emociones y las identidades se ha considerado una forma crítica de evaluar las posibilidades de transformaciones rápidas hacia la sostenibilidad (Ives et al., 2017). Sin embargo, en esta creciente beca de conectividad, el concepto de desconexión y el gradiente entre conexión y desconexión han sido ampliamente pasados por alto. Además, una amplitud de organización social también se pasa en gran medida por alto. Las múltiples formas en que los individuos y los grupos experimentan la desconexión de la naturaleza, por ejemplo, a través de la ansiedad, los servicios de ecosistemas, el miedo a la naturaleza, los conflictos humanos-fauna, el trastorno por déficit de naturaleza, el crimen, las experiencias de naturaleza virtual y el cambio paisajístico radical/solastalgia están pobremente representados en la beca de conexión a la naturaleza, la vinculación con el lugar y los valores relacionales (Beyer et al., 2014; Elliott et al., 2020; Escobedo et al., 2011; Galway et al., 2019; Ives et al., 2016; Lapointe, 2020; Soga & Gaston, 2022).

Esta falta de reconocimiento de la complejidad del gradiente entre conexión y desconexión hace que nuestra comprensión de la C2N sea incompleta. Por ejemplo, existe la posibilidad de que etiquetemos ciertos miedos naturales como evidencia de desconexión cuando pueden reflejar un conocimiento íntimo de la naturaleza o una respuesta innata o aprendida al riesgo, una posible conexión (Beery et al., 2015). De hecho, no tenemos conocimiento de ninguna investigación que haya intentado sintetizar múltiples tipos de desconexión, cuándo y cómo se manifiesta la desconexión y la conexión en diferentes formas de naturaleza, las implicaciones de una mayor comprensión de la desconexión para las transformaciones hacia la sostenibilidad, ni las condiciones subyacentes de desconexión.

Una mirada a la literatura sobre los servicios de los ecosistemas también puede ser útil en los esfuerzos por considerar la desconexión. Esta literatura ha sintetizado, por ejemplo, los servicios y dis servicios del ecosistema e identificado los principales grupos de dis servicios, como los ecológicos, económicos, de salud humana, psicológicos y generales (Von Döhren y Haase, 2015). Las representaciones mediáticas de estos dis servicios destacan eventos relacionados con el clima, miedos y riesgos, problemas estéticos, inhibición de actividades y funciones del ecosistema que causan daño (Lyytimäki, 2015). Este trabajo se centra en los efectos adversos de los procesos del ecosistema en la salud física/mental humana, la economía y el impacto ecológico (ver Liu et al., 2018, para una visión general).


Se ha observado una falta de estudios y teorías para comprender los deservicios y desvalores de la naturaleza (Lliso et al., 2022). Un ejemplo de esta brecha es la consideración insuficiente de la complejidad gradual de los servicios y deservicios en la literatura de servicios ecosistémicos (similar a la falta de complejidad gradual entre conexión y desconexión). En respuesta a esta brecha, Saunders y Luck (2016) enfatizan un enfoque holístico que reconoce el contexto al considerar la función del ecosistema, señalando específicamente que una función del ecosistema puede ser un servicio, un deservicio o benigna dependiendo del contexto.


Soga y Gaston (2022) han considerado los resultados de la bifobia, el asco y el miedo a través de estudios de percepción animal, conflicto humano-vida silvestre y educación ambiental. Su examen proporciona información sobre interacciones negativas con la naturaleza y contribuye a una mejor comprensión de la desconexión individual de la naturaleza. Además, Soga y Gaston (2022) ayudan a establecer un puente entre la focalización en la relación individual y aquellos factores que tienen un aspecto amplio y colectivo. Por ejemplo, describen el "efecto de oportunidad" como factores en el entorno de una persona que hacen posible un comportamiento particular. También identifican elementos colectivos que moldean oportunidades, como la socioeconomía y la infraestructura urbana. La revisión desempeña un papel importante en ayudar a ampliar nuestra conciencia de la desconexión, incluyendo desvalores relacionales e interacciones sensoriales negativas, junto con vínculos con fuerzas colectivas que ayudan a moldear estas experiencias de la naturaleza.


1.1 Describiendo la desconexión

No se proporciona una definición explícita para evitar limitar innecesariamente la consideración de la desconexión de la naturaleza al comienzo de nuestra investigación. Sin embargo, podemos obtener información de definiciones como la propuesta por Brondizio, Díaz, et al. (2019), donde la naturaleza se ve como existencias y flujos de materiales, organismos o energía, reconociendo también elementos no materiales. Este reconocimiento de lo no material incluye las contribuciones de la naturaleza a las personas, como la inspiración, la alegría u otros valores relacionales, que son relaciones no instrumentales incrustadas entre las personas y la naturaleza (Chan et al., 2016; Himes y Muraca, 2018; Teff-Seker et al., 2022). Por lo tanto, desde esta perspectiva general de la naturaleza, podemos describir ampliamente la desconexión como la falta de conciencia o el desprecio por la identidad humana en los elementos materiales y dentro de los flujos, la energía y otros elementos y valores no materiales que constituyen la naturaleza. Sostenemos que esta desconexión puede rastrearse a muchos factores, como las orientaciones ideológicas, las relaciones políticas, las normas socioculturales y los arreglos institucionales que impiden la conciencia o crean desprecio por las personas como parte de la naturaleza. También es importante aclarar que la desconexión puede ser (re)producida y experimentada en un espectro desde lo individual hasta lo social.


Además, entendemos la identidad y la agencia, individuales, como moldeadas por la organización social. Por ejemplo, estudios han demostrado que la vinculación social mediada por las interacciones con la naturaleza se extiende más allá del sitio de la experiencia y fortalece las relaciones tanto a nivel personal como colectivo (McMillen et al., 2016). Esta naturaleza co-constitutiva de lo individual y lo social implica que la desconexión de/con la naturaleza no se reduce al nivel del individuo o del grupo. Por lo tanto, entendemos que la desconexión se produce y experimenta a través de un proceso no lineal y recursivo a través de la interrelación individual y social. Tomamos inspiración de la teoría de la planificación del paisaje; una línea de investigación en este campo se centró en cómo la estética del paisaje podría evaluarse de manera que se aplique no solo a individuos, sino también a grupos sociales más grandes, en el mejor de los casos, a la sociedad en general (Hermes et al., 2018).


Reconocemos que la desconexión de la naturaleza es socialmente construida y tiene múltiples significados, a menudo objeto de discusión y debate filosófico (ver, por ejemplo, Castree, 2014; Haraway, 2008; Muraca, 2011; Pascual et al., 2021). Además, también reconocemos que la idea misma de desconexión humano-naturaleza está incrustada dentro de marcos ontológicos específicos, por ejemplo, las tradiciones religiosas y filosóficas de origen europeo (Plumwood, 2002; Todd, 2016). En todo el mundo, especialmente entre los pueblos indígenas y las Primeras Naciones, muchas orientaciones ontológicas no hacen una distinción entre los seres humanos y su mundo (De la Cadena, 2015; Watts, 2013). En cambio, es a través de los proyectos de colonialismo europeo que se han introducido distinciones entre los seres humanos y la naturaleza mediante la dominación política, los programas de reeducación, la hegemonía cultural y el trabajo forzado y el genocidio (Whyte, 2018a, 2018b; Yusoff, 2018). Creemos que es importante reconocer este origen particular de la desconexión de la naturaleza y cómo los proyectos coloniales han incorporado grandes extensiones del mundo en ontologías y tradiciones epistémicas específicas que plantean y reproducen la desconexión. Al mismo tiempo, reconocemos que todos somos académicos provenientes de naciones europeas o coloniales blancas y, en muchos casos, operamos dentro de una tradición intelectual arraigada en supuestos de separación humano-naturaleza, una manifestación de desconexión. Consideramos que es un proyecto intelectual crítico involucrarse y complicar ideas de conexión y desconexión dentro de esta tradición. Por lo tanto, si bien reconocemos la especificidad histórica y geográfica de la idea de que los seres humanos y la naturaleza están separados, procedemos desde el supuesto normativo de esta separación para comprender mejor cómo se configura un complejo gradiente de conexión y desconexión de la naturaleza dentro de nuestro marco ontológico compartido.


Incluso dentro de esta visión compartida, es probable que la estructura, el contenido y la intensidad de la desconexión varíen según el marco de la naturaleza dentro de contextos específicos. Además, el marco de desconexión variará según los paradigmas de investigación. En un extremo del espectro, existe una tendencia biológica y evolutiva hacia el dualismo y la bifurcación entre humanos y naturaleza, caracterizada por una distinción ontológica entre sujeto y objeto. En el otro extremo del espectro, las relaciones entre humanos y naturaleza se ven como un "macroproceso unificado" (Rescher, 1996), coherente con las visiones del mundo pluricéntricas que se centran en relaciones recíprocas, interdependientes, entrelazadas e integradas entre humanos y otros seres que no son humanos (Anderson et al., 2022; Gould et al., 2019; Raymond et al., 2017). En esta visión encarnada, el sujeto y el objeto no pueden separarse dada la dinámica red de relaciones entre mente, cultura, cuerpo y medio ambiente (Kaaronen, 2018; Raymond et al., 2017).


1.2 El objetivo del artículo

Si bien el respeto por el pluralismo epistémico es coherente con una visión postnormal de la ciencia de la sostenibilidad, la visión no dualista de las relaciones entre humanos y naturaleza probablemente apoya la transformación necesaria hacia la sostenibilidad. Sin embargo, nuestro mundo predominantemente respalda la visión bifurcada y, como resultado, vemos manifestarse ciertos tipos de desconexión. Por lo tanto, en este artículo, buscamos explorar la gama de "desconexiones" que pueden representarse a través de la filosofía de la sustancia, donde se enfatiza la individualidad discreta, la separación implícita de humanos/sociedad y naturaleza/medio ambiente enfatiza la estabilidad y pasividad clasificatoria (cosas sobre las que se actúa) (ver Kaaronen, 2018 para obtener más información). Este artículo tiene como objetivo comprender mejor las múltiples y a veces competidoras formas en que los humanos se desconectan de la naturaleza. Proponemos un marco conceptual para comprender las múltiples perspectivas de las desconexiones de la naturaleza basado en información de literatura revisada por pares y, en particular, en el marco de conexión humano-naturaleza de Ives et al. (2018). Luego mostramos los límites de esta perspectiva individualista al situar la desconexión como producida a través de relaciones sociales e institucionales en toda la amplitud de la organización social. La diversa organización social destaca un espectro desde lo individual hasta una organización más colectiva, como la consideración de configuraciones socioculturales, relaciones políticas y organización política. Luego usamos ejemplos de estudios de caso para explorar esta complejidad.


2 DIMENSIONES DE LA DESCONEXIÓN

Partiendo del interés subyacente en el gradiente entre la conexión y la desconexión, esta sección utiliza la revisión exhaustiva de la conexión entre humanos y la naturaleza realizada por Ives et al. (2018) como punto de partida para considerar cuidadosamente una comprensión más profunda de la desconexión. Combinando esta revisión de la conexión entre humanos y la naturaleza con la definición de trabajo de desconexión de la naturaleza mencionada en la introducción, desarrollaremos una descripción más completa de la desconexión.




El primer párrafo presenta una visión general de las diferentes formas de desconexión de la naturaleza a nivel individual que surgieron de nuestra revisión de la literatura. No solo funciona para identificar desconexiones a través de la reflexión de las dimensiones de conexiones, material, experiencial, cognitiva, emocional y filosófica (Ives et al., 2018), sino que también ayuda a discutir problemas conceptuales que surgen al discutir el gradiente de conexión-desconexión. La Tabla 1 no pretende ser exhaustiva sino más bien proporcionar una visión general de la desconexión de las dimensiones clave de la conexión; se debe tener en cuenta que la organización de la tabla no reconoce una posible superposición en las categorías, muchas de las cuales existen. Por ejemplo, dentro del dominio 'experiencial', la desconexión debido a la extinción de la experiencia y el trastorno de déficit de naturaleza es un descriptor. Al mismo tiempo, el cuadro describe la dimensión emocional y describe la desconexión debido a la biophobia, el miedo y la repugnancia; estas dos dimensiones pueden muy bien superponerse de múltiples maneras, por ejemplo, considerar el fenómeno del peligro de extraños (Louv, 2005), es decir, los temores sociales y el aumento de la seguridad infantil en culturas específicas que impiden el acceso regular a la experiencia en la naturaleza (Skar et al., 2016). Otro ejemplo de esta superposición se puede observar en cómo las dimensiones experiencial y cognitiva se difuminan en términos de la idea de la extinción societal de especies, la pérdida de experiencia en la naturaleza y el desvanecimiento del conocimiento cultural y la memoria colectiva de las especies, a menudo denominado como síndrome de la línea base cambiante (Jarić et al., 2022; Soga & Gaston, 2018).


Una revisión cuidadosa de esta tabla/método de organización de una comparación revela aspectos de desconexión que no son evidentes en una reflexión del marco de conectividad, cada uno relacionado con la organización social e institucional en procesos de creación de significado individual y social. Los procesos de creación de significado se refieren a cómo las personas interpretan sus mundos sociales y materiales con ideas que pueden comunicarse a otros (Lukianova & Fell, 2015). Estos procesos unen a individuos y grupos sociales al depender de formas compartidas de organización social o institucional para generar y transmitir significado (Kitayama, 2002). La creación de significado informa nuestra comprensión de la desconexión como sensible a factores socioculturales, atento al papel de las instituciones en la desconexión y afectado por expresiones políticas/relaciones de poder. Un ejemplo del espectro de la creación de significado se puede encontrar en la beca de adaptación al cambio climático. El tema de la acción individual y social entrelazada ya se aborda ampliamente (por ejemplo, Newell et al., 2021; Poortinga et al., 2021). Whitmarsh et al. (2021) se basan en el trabajo de Nielsen et al. (2021) para recordarnos que, a pesar de que el cambio de comportamiento a menudo se concibe de manera estrecha como una acción del consumidor a nivel individual, estas acciones deben entenderse como que se extienden a través de una multitud de contextos humanos, "desde miembros de comunidades, participantes en organizaciones, y como ciudadanos que pueden influir en la política" (Whitmarsh et al., 2021, p. 1). Aparentemente, las desconexiones se extienden a través de muchos contextos humanos, desde la perspectiva individual hasta la construcción de significado social. La sección 2.1 considerará la dominancia de la perspectiva individual y también se ampliará a consideraciones más sociales e institucionales que no están completamente capturadas por la tabla 1 que refleja el marco de Ives et al. (2018).